Páginas

viernes, 27 de marzo de 2015

La Sensación de vivir a un ritmo de Vértigo...

     En ocasiones, me siento mal por pensar que quizás somos demasiado exigentes y poco transigentes con los "caprichos" de nuestra pequeña...como si fuéramos demasiado deprisa en todo momento y ella, no pudiera disfrutar de los cambios; y sobre todo, de sentirse por fin feliz e ilusionada con la atención constante de sus papás y su familia. Nuestro trabajo y deberes, nos exigen un ritmo demasiado acelerado a todos, pero los últimos días, me hacen centrarme en este sentimiento de culpa, como si no le permitiésemos a ella poder sentir todos esos cambios positivos en su vida y que nosotros quizás no apreciemos. Para  todos, lo que nos rodea es estrés y prisas en todo momento...pero no nos damos cuenta que ellos, no están acostumbrados a eso, sino a una monotonía escalofriante; y en estos instantes, ella puede sentir una necesidad de sentirnos relajados y tranquilos, y no sólo seguros y dispuestos. Quizás el cariño se deba ofrecer dándoles tiempo; porque aunque ahora en nuestro caso, todo ese tiempo esté dedicado a ella, siempre está supeditado a un horario que debemos respetar por la imposición laboral a que nos debemos: y esta situación nos hace vivir a una velocidad de vértigo, ya que de ello depende nuestro sustento. Habrá que examinar las posibilidades, pero aunque parezca difícil, hay que disfrutar cada instante: nunca se repetirá cada día que pase; y eso lo aprendimos durante la terrible espera, aunque ahora a veces, no de tiempo a recordarlo. 

     Hay innumerables regalos que nos ofrece Lera cada día...y ahora recuerdo el momento de probar su primer helado: era algo que deseaba observar y aproveché un momento en que todo estaba en calma; me acerqué al congelador y saqué algo que ella sabía era de comer...y por supuesto, quería probarlo! Así es que, se lo aproximé a la boca tras sacarlo de un envoltorio de esos que tanto llaman su atención; y sintió el frío, pero también una sensación placentera: verla ofreciendo sus preciosos labios a ese sorprendente descubrimiento, no tenía precio, como tampoco lo tenía el hecho de seguir pidiendo insistentemente más...y momentos así, son merecedores de degustar sin prisas y compartiéndolos en familia para que siempre sean motivo de recuerdo... 

3 comentarios:

  1. Toda nuestra vida va también a un ritmo monótono escalofriante como bien dices, nosotros de una forma y ellos allí de otra. Ninguno quizá bueno. Realmente lo ideal es intentar disfrutar de cada uno de los instantes de la vida. No se repiten, tanto en el trabajo como en la familia. Lera tiene aún la suerte de querer disfrutar de TODO.

    ResponderEliminar
  2. Os entiendo perfectamente, nos pasa lo mismo, también a veces me siento culpable. Pero me consuela pensar que, en el fondo, ésta es la vida real...y que todo nuestro tiempo restante se lo ofrecemos a ella, y que la calidad de ese tiempo intentamos sea la máxima. Esta sensación también la tengo con mis padres mayores... Pero intento animarme pensando que también es importante que tenga sus necesidades básicas bien cubiertas, y eso sólo lo proporciona el trabajo. Rezaré para que nos toque a todos la lotería y podamos dedicarles más tiempo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Cómo os envidio (envidia sana, eh?) Cada día, cada momento con Lera debe de ser increíble, lleno de sorpresas y nuevas emociones. Lo habéis conseguido y lo estáis haciendo muy bien. Enhorabuena. Un abrazo

    ResponderEliminar

Déjanos aquí tu comentario, que será publicado con todo nuestro agradecimiento. Esperamos ser de ayuda.